Héroes de bajo perfil

Héroes de bajo perfil
Escrito por Richard Webb
7 / 04 / 2008
Una magnífica iniciativa reciente ha sido la premiación a servidores públicos que mejoran algún servicio del Estado. Investigadores de la Universidad de San Martín de Porres están realizando un estudio que busca explicar quiénes son esos servidores ejemplares y cuál es el secreto de su éxito. Hasta el momento, han entrevistado a 28 funcionarios que elevaron la calidad del trabajo en diversas oficinas estatales en Lima, y que fueron premiados por dos entidades, Ciudadanos al Día y Creatividad Empresarial(*).

La mayor sorpresa ha sido descubrir que todos los premiados resultaron ser funcionarios contratados. Ninguno de los 28 funcionarios estrella estaba nombrado ni contaba con la protección completa de las normas laborales. Casi todos trabajaban con contratos de muy corto plazo, sin saber si estos serían renovados. Pareciera que la protección que otorga la ley del empleo público termina apagando la energía creativa y el ánimo de servicio. Otro hallazgo fue que casi todos son provincianos o hijos de provincianos, haciendo eco del empuje empresarial asociado con el migrante. Además, tienen una disposición a favor del estudio. No obstante ser profesionales, todos se tomaron el tiempo para enrolarse en cursos de maestría o diploma para obtener los conocimientos especializados que se requerían en su oficina. Una maestra de las premiadas, por ejemplo, se había diplomado en gestión y promoción de turismo y una psicóloga, en la gestión de proyectos. Otra coincidencia es que, salvo dos casos, todos han trabajado en el sector privado antes de dedicarse a la labor pública, experiencia que probablemente les aportó conocimientos ejecutivos y una actitud proactiva en cuanto a la resolución de problemas. Otra característica común es su condición de llaneros solitarios. Sus iniciativas innovadoras eran ideas prácticas concebidas y empujadas por uno o dos individuos desde abajo, casi siempre enfrentando una larga lucha para convencer a los jefes, y no emanaban de grandes cambios organizativos o estrategias institucionales.

Indagando un poco más acerca de los aspectos psicológicos, los innovadores demostraron tener como rasgo común un fuerte respeto por las enseñanzas morales de sus padres, de quienes decían haber heredado un sentido de responsabilidad. Uno de ellos las describió como el "chasis que uno tiene". Otra característica compartida podría describirse como una vocación de soldado desconocido. Es decir, el revés de los que buscan el protagonismo. Ninguno expresó resentimiento cuando el premio fue otorgado no a ellos sino a sus jefes. Su satisfacción venía del éxito de la innovación, no de su éxito personal. Una premiada rechazó una oferta de trabajo de una gran empresa privada, explicando: "Yo trabajo en el sector público porque tiene impacto en mucha gente. Trabajar en el sector privado implica beneficiar solamente al dueño". Finalmente, comparten una vocación de servicio. El mejor motivador --dijo otro-- es ver la sonrisa de la gente.

Los innovadores son semillas de cambio positivo, y no dudo que abundan entre la población. Pero el éxito depende también de las condiciones del terreno y, como en la parábola del Evangelio, la mayoría de las semillas cae en terreno poco fértil. Una de las condiciones que más favorece a los innovadores es el apoyo que reciben de fuera de su oficina, de pobladores cuya vida ha mejorado gracias a un mejor servicio, de empresarios que intervienen a favor del funcionario despierto, o de una ONG u otra entidad de ayuda. Crecientemente surgen redes entre los funcionarios innovadores, que se apoyan mutuamente. La descentralización también favorece cuando rompe la inmovilidad vertical de la oficina de Lima. Prestando atención a los secretos de los premiados aprenderemos cómo hacer para que más de esas semillas produzcan sus frutos a favor del Perú.


Publicado en El Comercio, 7 de abril de 2008

* Estudio del Instituto del Perú, de la Universidad de San Martín de Porres. La investigación completa abarcará a 77 premiados o finalistas en oficinas estatales de Lima y provincias.