Una interesante entrevista al Rector de la Universidad Jesuita "Alberto Hurtado" de Chile, sobre el ascenso a la política de dos jóvenes formados en las canteras jesuitas, la misión de la formación universitaria y de la formación en el voluntariado juvenil en los programas sociales. Una perspectiva que Encuentros hasta hace unos años lideró desde el voluntariado y que a partir de sus diferentes áreas impulsa...
Domingo 3 de mayo de 2009 (Por Mariela Vallejos / La Nación Domingo)
Dos dirigentes de "Un Techo para Chile" se lanzan a la políticaEntrevista al P. Fernando Montes SJ, Rector de la Jesuita Universidad Alberto Hurtado de Santiago de Chile
En tiempo récord, Sebastián Bowen con Frei y Francisco Irarrázaval con Piñera saltaron a la primera línea de campaña. Ambos ex gestores de Un Techo para Chile. ¿La doctrina jesuita se apoderó de las presidenciales? ¿O los comandos la tomaron de resorte para sumar votos jóvenes? Hablamos con el rector de la Universidad Alberto Hurtado y figura intelectual de la orden religiosa sobre el fenómeno que tiene sorprendida a la comunidad ignaciana.
- Esta semana, dos jóvenes profesionales formados en una organización social emblemática jesuita entraron simultánea y directamente a la campaña presidencial. Y en bandos opuestos. ¿Qué le parece?
- Tengo entendido que no sólo ellos entraron. Lo encuentro extremadamente interesante. Y corresponde profundamente a la formación nuestra: la política conforme a la más tradicional doctrina de la Iglesia es una forma muy fina de caridad y de servicio al bien común.
No formamos para un partido político, sino para el país. Y éste es el caso más típico. Están esos muchachos en los dos comandos (Frei y Piñera) en lugares muy significativos, porque recibieron una formación en la cual el servicio público es un gran bien y una gran obligación para un cristiano.
-Una opinión que pocos comparten.-
Me duele cuando denigran la actividad política. Veo titulares mencionando despectivamente que se nombró a alguien con criterio "político". Me pregunto ¿por qué tiene que ser malo eso? Ese es un criterio válido y necesario. Un buen político debe elegir a su gente con criterio político, que responde no sólo a la eficiencia sino al bien común, para eso fue elegido. Eso supone precisamente elegir a los mejores. Se da por sentado que la política es mala, corrupta. Eso es parte de la ideología nefasta de un sistema que sólo privilegia otras actividades, y no el servicio a la comunidad. Que un muchacho formado por nosotros pase de la visión de mediagua, a la visión de conjunto del país parece un enorme éxito desde el punto de vista de la formación. En lugar de apatías y de trabajar únicamente para ganar más dinero, (que entren a la política) es un éxito pedagógico.
-¿Usted los conoce personalmente?
-Sí. A Francisco lo conocí en Un Techo para Chile. Tuve bastante contacto con él, si bien nunca he trabajado directamente allí. Bowen fue alumno mío cuando fui rector del Colegio San Ignacio. Era un muchacho comprometido. Por el tamaño del colegio, no pude tener una relación muy estrecha, pero sí lo apreciaba a él y a su familia. Me dio mucho gusto cuando supe que estaba trabajando en Un Techo para Chile y me da más gusto ahora, porque la consigna del colegio es "entramos para aprender, salimos para servir". Y ver a un ex alumno crecer hasta llegar ahora en un proyecto de servicio-país me enorgullece.
-Hablando de "criterios políticos", ¿qué diría a los que piensan que ambos jóvenes accedieron a las posiciones que ahora ocupan, porque fueron elegidos con criterios propagandísticos, con la intención de dar un golpe de imagen?
-Eso es posible. Pero una cosa es la intención y otra el resultado. Si eso marcha, los muchachos estarán posesionados realmente para hacer algo que vaya más allá de la primera intención. ¿Si los quisieron utilizar? No importa. Nos pasa a todos. A mí como sacerdote, ¡cuántas veces me han invitado a un evento para equilibrar una lista! Y yo voy, sabiendo que, por ese motivo u otro, tengo la oportunidad de decir una palabra significativa. En ese sentido, no juzgo intenciones. Celebro el hecho. Desde el punto de vista estrictamente simbólico, es el paso real de una nueva generación a tener la posibilidad (vamos a ver si los dejan) de que el país abra un espacio a un nuevo tipo de servidores públicos. La intención primera, sea cual fuere, termina sobrepasada por una necesidad real. Si se hace el gesto, es porque se percibe la carencia de nombres de renuevo y de aires frescos.
-Usted dice "vamos a ver si los dejan". No plantea "vamos a ver si se la pueden". ¿Y si no los dejan?
-No creo que estos jóvenes sean nadie. Han tenido responsabilidades muy fuertes. Han trabajado en los lugares más duros del país, organizando campañas impresionantes que involucran a miles de jóvenes.
-Y dinero. Se dice que el Techo administra casi 200 millones de dólares anuales.
-Se requiere una capacidad técnica, ingenieril y de organización impresionante para todo esto. En general, quienes han trabajado en Un Techo para Chile se han formado en terreno. No son ingenuos. Han tenido más responsabilidades que muchos políticos. Yo celebro que haya jóvenes motivados, y espero que les den lugar.
-¿Aunque no tengan recorrido político?
-Si nunca se mojan las manos, no sabremos si son capaces de amasar.
-¿Qué capacidad de convocatoria en grandes sectores poblacionales pueden tener unos cuantos "niños ABC 1?"
-Son ABC 1, es verdad. Por su familia y por lo que estudiaron. Pero hay una notable diferencia: ellos han puesto no sólo sus energías, sino su cariño, su afecto en el trabajo codo a codo con gente de lo más carenciada socialmente hablando. Un muchacho como Bowen no sólo ha tenido la posibilidad de trabajar con gentes diversas como sociólogo, sino que ha mostrado la capacidad de organizarlas. Si hay algo que muchos no conocen de Un Techo para Chile es que es una iniciativa que ha ido mucho más allá de "construir casitas". Hoy, estos jóvenes están empeñados junto con el Gobierno en entregar 10 mil soluciones para el bicentenario. Para terminar con los campamentos para el bicentenario. ¡Es una obra notable!
-Sus críticos sostienen que las mediaguas de Un Techo para Chile eternizan la pobreza.
-Esa es la expresión de la ignorancia de los que, sentados en su oficina, no tienen la honestidad de ir a ver lo que se hace. Sale más fácil quedarse atrás, denigrando. Yo estuve en un barrio con casas definitivas que se inaugurará en mayo en Renca. Un Techo capacitó y organizó a la gente del lugar, se coordinó con el Gobierno para la construcción y ubicación definitiva.
-¿Le disgusta la palabra "erradicar"?
-Suena como sacar una muela que molesta: llevar a los pobres lo más lejos posible, donde no se vean. Esa manera de hacer las cosas genera nuevos conflictos sociales al desplazar a las personas a casas apiñadas, sin infraestructura social.
-¿Y en qué se diferencia lo que vio en Renca?
-En que Un Techo para Chile llevó la filosofía de que la gente tiene que seguir viviendo en el mismo lugar porque conoce su medio, tiene sus redes, y desde ahí va a trabajar. Y se hizo así. Todo se pensó en términos urbanos, con espacios para convivir, una plaza con árboles, sede social, casas decentes, estéticamente bonitas. Los habitantes se reinstalarán en junio en este espacio que ahora tiene rostro humano.
-¿No sigue siendo asistencia paternalista?
-Todo lo contrario. Se trabaja en colaboración con el Ministerio de Vivienda en la creación de 10 mil soluciones habitacionales de este tipo: definitivas. Me habría gustado que escuchara a la dirigenta que nos saludó. Ella se puso de pie y dijo: "Estoy aquí gracias a que me capacitaron para hablar, me capacitaron para entender lo que pasa en este país. Yo vivía hace pocos años en una casa de cartón. Pasé a una mediagua, que fue para mí un palacio. Y me hicieron comprender que eso no basta. Y nos ayudaron a organizarnos para llegar hasta esto".
-¿Un Techo para Chile?
-Los muchachos de los que estamos hablando, entre ellos Bowen, Irarrázaval y muchos más, partieron con un contacto popular, buscaron hasta llegar a las raíces, hasta quedar inoculados de una preocupación social que va más allá de la "casita".
-Todos hemos visto esas "casitas". ¿Quién las hace?
-Me preocupa cuando veo chiquillos de colegios u otras universidades que para imitar a Un Techo, hacen colectas, van a un lugar, y levantan unas mediaguas sin establecer el lazo de amistad con la gente, y sin visualizar los pasos futuros para resolver el problema. Un Techo comenzó con mediaguas, pero gracias a Dios y a estos muchachos y al mismo padre Berríos se llegó a una percepción del problema de fondo del país.
-Pasaron del paternalismo al compromiso.
-Al Hogar de Cristo se lo criticó por no ir al fondo de los problemas. Se ha dicho que no es bueno dar un pescado, sino enseñar a pescar.
-¿Y no es así?
-Esa es la teoría del que está sentadito con la comida asegurada. Si esta noche un hombre se va a morir de hambre, debo darle un pescado. Mañana lo invito a pescar juntos, y le enseño a pescar. Hay que equilibrar las cosas. Lo demás es simplismo.
-Como rector de la universidad jesuita de Chile, ¿cómo marca la diferencia con las universidades "cota mil"?
-El día que inauguramos esta universidad, le pedí a Un Techo para Chile que me llevara al más pobre de los lugares de Santiago, porque quise llenar mis pupilas de esa realidad. Me llevaron a un campamento llamado El Hoyo. Viendo ese campamento, pensé que quizá nunca un niño proveniente de ahí iba entrar a mi universidad, e hice una promesa. Prometí que mi universidad adoptaría esos problemas como propios. Se nos ha impuesto un criterio de calidad universitaria que no mide la pertinencia de tales instituciones frente a los problemas centrales de las personas y de nuestra sociedad. No me refiero sólo a ubicación, o edificios, sino más profundamente a las inquietudes de los profesionales allí formados y al tipo de investigaciones realizadas. En Chile, hoy, para publicar un estudio sociológico en una revista con referencia, hay que hacerlo en inglés y en el extranjero. Es decir, si yo hago aquí una investigación sobre drogadicción en La Legua, difícilmente la podré publicar y no tendrá valor académico para la acreditación de mi universidad. Pero si yo hago un estudio sobre una mancha en el ojo de un salmón y me lo publican en una revista "referada" eso sí me sirve. Los criterios de pertinencia no guardan relación con nuestra realidad.
-Éticamente hablando, ¿qué elige usted? ¿Seguir sus líneas de investigación o que lo publiquen?
-Obvio que elijo seguir en una línea de pertinencia social. Espero que a la larga la razón se imponga.
-¿Aunque su universidad pierda lugares en los ranking?
-El ranking de universidades de la revista "Qué Pasa", a mi modo de ver, implica una distorsión grave para la educación integrada en Chile. Para hacer esa escala, consultan preferentemente a 80 ejecutivos de empresas, la mayoría de los cuales vienen del mismo entorno, se conocen entre sí. No les preguntan siquiera si en determinada universidad existe la carrera de Sociología que esté tomando el pulso a la realidad. O si hay filosofía que piense al hombre y al país.
-Esos 80 son considerados elite. La misma revista dice que usted se mueve entre empresarios para que esa elite financie sus proyectos.
-Tengo muy buenas relaciones con muchos empresarios, pero ese contacto no es primariamente por dinero o por poder, es porque creo que con ellos y otros tenemos que mejorar nuestro país.
-¿Y no le importa cuando los empresarios prefieren que sus hijos estudien con los Legionarios de Cristo o el Opus Dei, porque según algunos los jesuitas les cerraron las puertas? ¿Discriminan los jesuitas a los ricos?
-Nosotros no los dejamos fuera. Hacemos notar que Chile no será moderno si no rompe con el dramático clasismo que existe. Por eso generamos en el Colegio San Ignacio un arancel diferenciado para que lo económico no fuera una barrera insalvable. No salimos a buscar muchachos a los campamentos como lo hizo antaño el Saint George. Hicimos algo para ampliar el espectro social del colegio y dar más oportunidades.
-Y, ¿cómo les fue?
-¡Fue impactante! Gente que se dice cristiana, con distintos argumentos, prefirió emigrar del colegio para no mezclar a sus hijos con gente de otras clases. Por eso, cuando dicen que nosotros abandonamos a las elites, me pregunto quién se alejó de quien. Como jesuita, sin representar a nadie, me parece que Chile debe abrir sus elites. No puede ser que el dinero, la familia, el prestigio y la educación estén en manos del mismo grupo. ¡Eso es la estrechez de la estrechez! Un líder sindical también es elite en el país. En un mundo globalizado, es muy difícil que dirija un país un grupo que se caracteriza por su estrechez, y en muchos casos, por su ignorancia.
-¿Es así en Chile?
-No se trata de simplificar. Claro que hay excepciones. Yo digo misa el domingo en La Dehesa y en San Carlos de Apoquindo. Y llega mucha gente, centenares de personas. Allí hablo con mucha libertad y me siento muy respetado.
-¿Y qué les dice?
-Les hablo de lo que creo es el verdadero cristianismo, y que no estamos en el siglo XIX.
-La colusión de las farmacias dejó al descubierto una brecha tremenda entre quienes ponen los precios y los que están obligados a comprar. ¿Qué opina del mercado de la salud y los remedios en Chile? ¿Es ético que los adultos mayores, los más débiles, sean empujados a "vitrinear", a ir de calle en calle a ver si en una farmacia les alcanza la plata para su receta? ¿Dónde están los derechos de los que consumen?
-Es complejo hablar de consumo. La sociedad capitalista encierra el peligro de quitarnos la ciudadanía y hacernos existir solamente en cuanto a consumidores. Los derechos del consumidor hay que defenderlos. Es un derecho humano que permite vivir en una sociedad con contratos recíprocos justos. Pero la defensa de los derechos del consumidor no debe ir en desmedro de los derechos del ciudadano. Y no es lo mismo participar a través del consumo que a través de la ciudadanía.
-¿A qué se refiere?
-A gigantes como Wal-Mart, que ahora llega a Chile. Su política es prestar atención al consumidor y a los dueños de las acciones. Bajan los precios para favorecer a los consumidores, pero los costos son brutales: arrasan con los derechos de los trabajadores (en EEUU, Wal- Mart no tiene un solo sindicato) y con los proveedores y pequeños empresarios. En defensa del mejor precio para el consumidor, y de ganancias para los accionistas, se convierte en esclavos a los trabajadores.
-Los cuales son también consumidores.
-Exacto. Nos tienden una zanahoria por un lado, y nos dan un garrotazo por el otro.
Gracias a Noticias para los amigos que envia Rómulo Franco sj.
(Deja tu comentario)