El canillita en “El Comercio”
Muchos lectores se habrán extrañado de leer en la conocida página de avisos de defunciones de “El Comercio”, hace unos días, un raro recuadro en que la empresalamentaba la muerte de Jhon Quispe Ramos “quien se desempeñaba como vendedor dediarios”.
¿Porqué el viejo cotidiano, que hasta hace poco mantenía severa vigilancia sobrelos avisos de fallecidos, ofreció este homenaje al canillita?Jhon Alberto Quispe Ramos (Jhon, no “John”), de 26 años, era efectivamente uncanilla chalaco que tenía un quiosquito en la esquina de las avenidas TomásValle y Pacasmayo.
Allí, cada amanecer, disponía sus diarios y revistas para laventa del día.No vivía en el Callao sino en San Martín de Porres pero no encontró lugar paravender es su distrito y debió buscar en otro lado. Alguien le sugirió el Callaoy pese a que le advirtieron de lo peligroso de la zona, Jhon persistió eninstalarse.Pronto surgió un serio problema.
Una pandilla de facinerosos le exigió pago porprotección al mejor estilo mafioso y entonces supo que algunos de sus colegaspagaban pero él se negó en redondo.El domingo en la mañana, cuando amanecía, Jhon llegó con sus paquetes sinpercatarse de que un automóvil lo seguía.
Cuando se distrajo, tres sujetosarmados bajaron, lo encañonaron y dispararon varias veces hasta rematarlo; luegole registraron los bolsillos para sacarle algo de dinero y finalmente huyeronsin que nadie atinara siquiera a apuntar el número de la placa.
Quispe quedó tendido al lado del quiosco, manchando los diarios con su sangre.“El Comercio “no ha publicado todavía noticia o una crónica sobre el dramaaunque por lo menos le rindió homenaje colocando su nombre en el mismo lugardonde, al día siguiente, apareció la defunción de Mariano Prado.
Esta es la historia de ese pequeño aviso.
Juan Gargurevich¿Periodismos? en: http://tiojuan.wordpress.com/
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Muchos lectores se habrán extrañado de leer en la conocida página de avisos de defunciones de “El Comercio”, hace unos días, un raro recuadro en que la empresalamentaba la muerte de Jhon Quispe Ramos “quien se desempeñaba como vendedor dediarios”.
¿Porqué el viejo cotidiano, que hasta hace poco mantenía severa vigilancia sobrelos avisos de fallecidos, ofreció este homenaje al canillita?Jhon Alberto Quispe Ramos (Jhon, no “John”), de 26 años, era efectivamente uncanilla chalaco que tenía un quiosquito en la esquina de las avenidas TomásValle y Pacasmayo.
Allí, cada amanecer, disponía sus diarios y revistas para laventa del día.No vivía en el Callao sino en San Martín de Porres pero no encontró lugar paravender es su distrito y debió buscar en otro lado. Alguien le sugirió el Callaoy pese a que le advirtieron de lo peligroso de la zona, Jhon persistió eninstalarse.Pronto surgió un serio problema.
Una pandilla de facinerosos le exigió pago porprotección al mejor estilo mafioso y entonces supo que algunos de sus colegaspagaban pero él se negó en redondo.El domingo en la mañana, cuando amanecía, Jhon llegó con sus paquetes sinpercatarse de que un automóvil lo seguía.
Cuando se distrajo, tres sujetosarmados bajaron, lo encañonaron y dispararon varias veces hasta rematarlo; luegole registraron los bolsillos para sacarle algo de dinero y finalmente huyeronsin que nadie atinara siquiera a apuntar el número de la placa.
Quispe quedó tendido al lado del quiosco, manchando los diarios con su sangre.“El Comercio “no ha publicado todavía noticia o una crónica sobre el dramaaunque por lo menos le rindió homenaje colocando su nombre en el mismo lugardonde, al día siguiente, apareció la defunción de Mariano Prado.
Esta es la historia de ese pequeño aviso.
Juan Gargurevich¿Periodismos? en: http://tiojuan.wordpress.com/
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